La UE encara en los próximos meses una de las negociaciones más complicadas de su historia, si no la que más. Es "el momento de la verdad", según el presidente francés, Emmanuel Macron. Tras más de un lustro de unidad menguante y profundas divisiones, Europa se juega en la salida de la crisis del coronavirus la estabilidad del euro, la integridad de su mercado interior e incluso su espacio sin fronteras.
Proteger estos logros tiene un precio: dos billones de euros. O eso es lo que, para la Comisión Europea, debe ponerse sobre la mesa para financiar la recuperación de la profunda recesión que se espera que provoque el Covid-19, y que podría hundir el PIB europeo hasta el 10%.
La dificultad no solo llega por los volúmenes que se manejan, o las divisiones entre las capitales por las soluciones. El fondo para la recuperación se ha solapado y formará parte de la negociación del presupuesto plurianual de la UE, el acuerdo siempre más difícil de cerrar en Bruselas, sobre todo para el periodo 2021-2027.
Será la cuarta videollamada que mantienen en las siete semanas que Europa lleva en 'modo crisis'
Aunque el presupuesto plurianual y el fondo de la recuperación estarán relacionados, aún no se sabe de qué manera, a través de qué instrumentos o qué cifras finalmente alcanzará.
Los líderes de la UE discutirán por teleconferencia precisamente todos estos puntos. Será la cuarta videollamada que mantienen en las siete semanas que Europa lleva en 'modo crisis' frente a la pandemia. Sin embargo, la falta de consenso es tal que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, no espera cerrar el encuentro con un texto común de conclusiones.
Ganar tiempo
Los líderes buscan ganar tiempo para ir puliendo las enormes diferencias de fondo, responsabilidad que sobre todo le pedirán a la Comisión, a través de la propuesta que deberá poner sobre la mesa en las próximas semanas.
Según explicó un alto cargo europeo, el objetivo de la teleconferencia es mantener una "discusión estratégica" que pueda dar pistas para el trabajo de la Comisión.
Tras semanas en las que la discusión se atascó por la mutualización de la deuda, a través de la emisión de eurobonos temporales, o 'coronabonos', el debate avanza ahora por soluciones intermedias. No se mutualizará la deuda, pero habrá que compartir los costes con una respuesta "contundente", explican fuentes diplomáticas españolas. Y la manera para hacerlo podría ser utilizando el próximo presupuesto plurianual como garantía para emitir deuda europea.
Aunque el encargo de los líderes a la Comisión saldrá oficialmente este jueves de la teleconferencia, el Ejecutivo comunitario llega con los deberes hechos. Propondrá reunir hasta dos billones de euros para la recuperación, según un borrador al que tuvo acceso la agencia Bloomberg.
Para ello, el nuevo presupuesto plurianual, que presentará la Comisión y que superará el billón de euros, se reforzaría con un fondo para la recuperación de 300.000 millones, y con otros 320.000 millones procedentes de los mercados. La propuesta sin embargo es vaga sobre cómo alcanzaría el conjunto de los dos billones de euros.
A pesar de que esta vía parece emerger como la dominante, las diferencias continúan siendo significativas al entrar en los detalles importantes, según describen fuentes comunitarias y diplomáticas.
Países como Francia y Luxemburgo, además de numerosos expertos, dudan de que la mejor idea sea vincular el fondo de recuperación con el presupuesto plurianual, porque corre el riesgo de envenenar aun más la discusión, ya complicada al decidir cómo repartir los fondos comunitarios entre prioridades y entre países.
Francia propuso un mecanismo al margen que reuniera unos 420.000 millones de euros. España se sumó al debate esta semana con su idea de crear un fondo de un billón y medio de euros.
Fórmula española
La fórmula española deja abierta la relación con el presupuesto plurianual, aunque sugiere que las garantías procedan de mecanismos de la UE para beneficiarse de su máxima nota crediticia. Sobre todo resulta relevante por incluir dos elementos novedosos: el fondo de recuperación emitiría deuda perpetua, por lo tanto no se devolvería el principal y solo se cubrirían los intereses; y se trataría de inversión real para los países más afectados, no de créditos baratos, como propuso Francia. Así se evitaría que la deuda se dispare en las economías más vulnerables.
España propone además que los intereses de la deuda se paguen con recursos propios de la UE, algunos aun inexistentes, como la tasa digital o nuevos impuestos verdes como al CO2. Fuentes diplomáticas explicaron no obstante que este punto está "abierto" y se pueden buscar alternativas para que esté listo para el 1 de enero como se quiere.
Apuntando al riesgo de fragmentación del mercado común o la estabilidad del euro, fuentes diplomáticas europeas defendieron que el plan español "permite el mantenimiento de la Unión Europea tal y como la conocemos ahora, y además de ser ejecutable en un plazo útil".
El tiempo es clave, porque todos coinciden en la urgencia de tener el fondo listo cuanto antes. Sin embargo, las divisiones entre los socios y la aprobación parlamentaria que requieren soluciones como incrementar la capacidad de endeudamiento de la UE alejarían esta necesaria rapidez. Algunas fuentes no esperan un acuerdo hasta finales de año.
Aunque la propuesta española ha sido bienvenida, la idea de la deuda perpetua ha chirriado en algunas capitales. "Algunas palabras son difíciles de tragar para algunos países", explicó un alto cargo europeo. Otro diplomático añadió que la Comisión nunca ha emitido deuda perpetua, y cuestionó darle esos "nuevos poderes".